Si quieres saber cuándo te dejaran de seguir tus soldados es sencillo, te dejarán de seguir cuando ya no los inspires.
Cuando escucho la palabra inspiración, no sé por qué me dan ganas de respirar profundamente, llenarme los pulmones de aire para después sacarlo lentamente. Y en efecto cuando tu estas inspirado eso pasa.
La inspiración es según el diccionario de la lengua española, “Infundir en el ánimo afectos, ideas, designios, etc.…”
El líder esta por definición cordialmente obligado a inspirar a sus súbditos o liderados, si de verdad quiere mantener la moral en alto de su equipo. Tiene que monitorear periódicamente el ánimo de su grupo, para que no haya bajas ni retiradas una vez entrados en batalla.
El ejercito es animado y guiado por su capitán no solo durante la guerra sino en todo momento, en el entrenamiento, en las maniobras de combate, en la marcha –Izquierdo, dos, tres, cua… izquierdo-, en el ejercicio de la mañana. Todos hemos oído a la Fuerza Armada sus cancioncitas matutinas a la hora del trote chistosas por cierto. -Chévere que chévere, que chévere que cha Ju!- No debes permitirte que tu equipo te vea desmoralizado, dudoso, o afligido.
Los líderes a veces tienen que hacer la del payaso, hay que reír por no llorar. Hay casos especiales en la vida que es mejor no trasladarlas al terreno de juego por el bien del buen desarrollo del partido.
El líder tiene que inyectar inspiración no importando si él lo está, si cree o no lo que está diciendo, no tiene opción, no puede esperar a estar inspirado, hay que moverse por fe, y ¿Qué es la fe? Es la certeza de lo que no se tiene, incluyendo la inspiración.
Si se logra el nivel necesario de motivación, esto los llevará al nivel óptimo que es cuando los ya inspirados, no necesitan a alguien que los eche a andar. Ellos ya pueden caminar por sí solos. Las cosas se hacen por convicción no por dirección, es donde cada uno de los miembros pasa de estar activos a ser proactivos.
La inspiración del líder hacia sus allegados es un proceso de desarrollo, se construye y se afirma a medida las dos partes se van conociendo. A veces admiramos a alguien, pero resulta que cuando lo conocemos en persona ya no nos resulta muy inspirador y hasta nos llegan a caer mal.
Cuantas personas han dado la vida por sus ideales, por partidos políticos, presidentes y han salido decepcionados al darse cuenta de alguna jugada fraudulenta de su líder. Lo primero que debemos inspirar es confianza.
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